La Teoría Estructurante del Derecho, en sus modos de reflexionar y proceder prácticos, se sitúa en estrecha vinculación con la más eficaz garantía de los Derechos Fundamentales en el Estado Democrático. Y lo hace con inusitada fuerza expresiva, de tal modo que es evidente ya no estamos ante una especie de unión entre literatura y lingüísticidad intentando ayudarse mutuamente: una auténtica literatura jurídica aparece bien lograda, la cual, para más perfección, desde el primer momento se volvió autocrítica en sus formas lingüísticas, o quizá mejor expresado, ha intentado auxiliarse a través del recurso a todas las ayudas brindadas por el lenguaje.
Concerniente a los postulados de esta Teoría Normativa Estructurante articulada por el Profesor Friedrich Müller y sus continuadores, sin lugar a dudas, los Derechos Fundamentales innegablemente no pueden dejar de realizarse, de concretizarse de forma permanente, continuada y renovada, porque a ello les lleva precisamente la realidad y su propia identidad, algo que les es peculiar y, en tal sentido, lo sustentamos.
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