Idus de noviembre del año del Señor de 1065. Una gran nevada cae sobre el campamento. Fernando, rey de Galicia, de León y de Castilla, moribundo, viejo y decrépito, viaja de regreso a casa con sus mesnadas tras su última batalla. Torturado por su conciencia, se pregunta por qué, habiendo podido dejar a su primogénito un único reino que, fuerte, extendiera su poder por toda la Hispania cristiana, decidió repartir en vida Castilla, León y Navarra entre sus tres hijos varones que, a esta hora, preparan sus huestes y afilan sus espadas para la guerra fratricida que se avecina para después de su muerte.
Supremacía y poder, intriga y ambición, lealtad, traición, guerra, amor y muerte. Ocurrió hace mil años, cuando judíos, moros y cristianos campaban a sus anchas por estos pagos. Una historia verdadera por cuyas páginas entran y salen reyes y nobles, caballeros y prelados, mancebas y juglares, guerreros, monjes y abades, y que discurre fiel a los terribles acontecimientos históricos que sucedieron poco después del final del primer milenio en lo que, cuatro siglos más tarde, sería España.