El matrimonio ha experimentado una evolución que lejos de suponer un desarrollo positivo podría calificarse de una deconstrucción de la institución en su sentido jurídico. Muchos años de técnica jurídica se han vertido en este concepto que, teniendo su origen en Roma, supo adaptarse a los principios cristianos y se perfiló durante siglos por la sedimentación de otros muchos elementos culturales y jurídicos.
La concepción del matrimonio presente en nuestra cultura ha estado, sin duda, muy influenciada por el cristianismo, cimiento del edificio doctrinal. Concepción muy rigurosa que se asienta en valores radicales de la persona humana Y que, sin cambios sustanciales significativos, fue asumida por las legislaciones civiles.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, en el ámbito civil se está atravesando un momento en el que se observa un lento avance de la autonomía de la voluntad de aquellos que contraen matrimonio y en consecuencia un resurgir de su tratamiento en base al Derecho privado. Ello hace explicable que la actual crisis de valores en la sociedad, haya hecho mella en esa noción del matrimonio y en el Derecho que la sustenta. Hoy día el conjunto doctrinal sobre el que se ha edificado durante siglos el instituto matrimonial es objeto de críticas en puntos importantes. Naturalmente cuando en una sociedad entran en crisis los intereses o valores religiosos, morales, políticos y filosóficos, al tiempo que se acentúa la complejidad cultural dada la convivencia en un mismo territorio de razas, religiones y culturas diversas, inmediatamente el matrimonio queda también afectado.
La transformación experimentada por la concepción del matrimonio que en lo civil supone un alejamiento de su origen, junto a la coexistencia con fórmulas matrimoniales religiosas tradicionales matrimonio canónico, musulmán y hebreo- en un ámbito común, la Unión Europea, que impone un marco normativo de obligado cumplimiento en muchos aspectos, exige un tratamiento comparado para conocer la realidad en la que se inserta hoy el matrimonio religioso.