Tendemos a olvidar que los paisajes que nos rodean son una herencia de las generaciones que nos precedieron, que los fueron modelando durante siglos puesto que en ellos estaba su medio de vida. La memoria del paisaje se centra sobre todo en los antiguos sistemas de gestión, con el ánimo de que puedan servir para construir modelos actualizados en los que las políticas económicas, sociales y ecológicas, encuentren lugares comunes de entendimiento y las poblaciones locales puedan volver a identificarse con el pueblo, la comarca, el lugar que habitan.
Así, la recuperación de terrenos comunales y las formas de administración vecinal de los montes tal vez sean hoy, igual que antaño, claves para un regreso al campo. Ese campo y esos montes que fueron un medio de vida digno y saludable para nuestros antepasados y hoy resultan un problema cada vez más acuciante y difícil de resolver.