Dramaturgo, presidiario en la intolerante y vengativa sociedad victoriana, Oscar Wilde nos dejó obras muy notables, desde La importancia de llamarse Ernesto hasta El retrato de Dorian Gray o Vera y los nihilistas, además de algunos ensayos que muestran su preocupación por el arte, la cultura y la sociedad, entre otros. Precisamente en uno de esos ensayos, El alma del hombre bajo el socialismo, Wilde defensa del socialismo y hace afirmaciones que siguen hoy muy vigentes:
«El socialismo, el comunismo, o como uno quiera llamarlo, al convertir la propiedad privada en riqueza pública, y al reemplazar la competencia por la cooperación, restituirá a la sociedad su condición de organismo sano, y asegurará el bienestar material de cada miembro de la comunidad. Dará a la vida una base y un medio adecuados.»
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