Los sistemas alternativos de resolución de conflictos y, en especial, la mediación están en auge. Sin embargo, la utilización de los mismos tiene, aún, escasa legitimación social y cultural. En el ámbito de la discapacidad existe un desconocimiento generalizado sobre esta renovada y amplia forma de entender la justicia lo que impide conocer los beneficios que aporta en relación con los demás medios al alcance para gestionar y resolver las disputas.
El campo de acción de los sistemas alternativos de resolución de conflictos que, por su carácter equitativo, participativo y, fundamentalmente, la fuerza personal que imprime a las partes en el afrontamiento del conflicto, resulta una opción interesante y oportuna para las personas con discapacidad y sus familias en el reconocimiento y ejercicio de sus derechos.
Sin embargo, para que estos sistemas adopten el valor de la diversidad y garanticen la participación de esta población, es indispensable que los operadores de conflictos conozcan la realidad de la discapacidad y los recursos que deben disponer las personas con discapacidad para participar activamente en cualquier práctica de resolución de conflictos.
Que cualquier sistema de gestión y resolución de conflictos sea un recurso adicional que garantice el pleno ejercicio y virtualidad de la igualdad, la no discriminación, la accesibilidad, y en definitiva, la mejora de vida de las personas con discapacidad y sus familias, constituye el mayor propósito de este estudio.