Se aborda en el presente libro el estudio de un período especialmente interesante en la historia del penitenciarismo español, tanto desde el punto de vista arquitectónico -construcción de las cárceles «modelo» de Madrid, Barcelona y Valencia- como en el intento de introducir los distintos sistemas de tratamiento de la población reclusa importados de Europa.
Dado que la pena ya no podía articularse nuclearmente en torno a la idea del trabajo forzado, según había ocurrido en tiempos pretéritos, resultaba preciso buscar de forma urgente nuevos objetivos de legitimación institucional. El desarrollo a partir de esa premisa del nuevo penitenciarismo «burgués» -o «moderno»- fue el reto ineludible al que, en mayor o menor grado, se hubieron de enfrentar los hombres del Sexenio y la Restauración.