1ª Edición, marzo 2013
Editorial Plaza y Valdés
La frontera entre ciencia y política no ha sido tan nítida como el positivismo pretendió hacernos creer. Por el contrario, cualquier aproximación no normativa al estudio del desarrollo científico moderno pone de manifiesto la existencia de territorios en los que ciencia y política se solapan. Este solapamiento no constituye una anomalía, es una característica central de la ciencia y la tecnología modernas.
Lejos de la simpática imagen del científico excéntrico y ensimismado, completamente ajeno a la realidad que le rodea, una adecuada comprensión del desarrollo científico contemporáneo necesita prestar atención a las relaciones que se establecen entre ciencia y política, como el interés de los Estados por la ciencia y la tecnología a través de políticas de la ciencia de un signo u otro, la dimensión política de las comunidades científicas o las actitudes y los compromisos políticos de los propios científicos.
Esto es lo que se hace en este volumen colectivo a través de un conjunto de trabajos que estudian aspectos tan diferentes de la imbricación entre ciencia y política como las relaciones bidireccionales entre la comunidad científica española y la Segunda República, los intentos por trasladar el ideario franquista a disciplinas científicas concretas, las migraciones políticas de científicos o el tan vigente tema de la fuga de cerebros. Todo ello en un ámbito geográfico que no se reduce al caso español, sino que incluye estudios sobre la Unión Soviética de los años treinta, el México de la posguerra mundial o el Reino Unido en los años sesenta.