-5%

Aventuras de la legitimidad. Educación en valores y modernidad

ISBN: 9788415271505

El precio original era: 19,50€.El precio actual es: 19,50€. 18,52 IVA incluido

Solo quedan 15 disponibles (puede reservarse)

Peso 458 g
Fecha de Edición 01/01/2014
Plazo de entrega

24 h

Número de Edición

1

Idioma

Español

Formato

Libro

Páginas

356

Lugar de edición

MADRID

Encuadernación

Rústica

Colección

DILEMATA

Nº de colección

6

Editorial

PLAZA Y VALDES EDITORES

EAN

978-84-15271-50-5

1ª edición, enero 2014
Plaza y Valdés Editores
Idioma Español
Formato Libro
Rústica

Atención al cliente:
91 5213004

SINOPSIS

La educación en valores trata de promover el ejercicio de la libertad responsable y predisponer a los ciudadanos al ejercicio de las responsabilidades correlativas a los derechos cívicos. La educación en valores arraiga en el horizonte histórico de la modernidad. Hoy más que nunca, los diferentes horizontes normativos que compiten en la vida pública y las demandas —a menudo irreconciliables— de las distintas esferas de la vida cotidiana ponen a prueba su capacidad para articular la convivencia u orientar proyectos vitales.

Con la pretensión de dar respuesta a desafíos como la necesidad de institucionalizar la conformidad social sin recurso a la teología o de apelar a la voz de la conciencia, Emile Durkheim y Jean Jacques Rousseau escribieron sus propuestas de educación en valores. Pero fue Lawrence Kohlberg quien elaboró el primer modelo de desarrollo moral que pretendía demostrar, mediante sus investigaciones sobre el desarrollo moral, la superioridad de las éticas deontológicas.

La autora, Melania Moscoso, analiza en este texto las propuestas educativas de Durkheim, Rousseau y el modelo cognitivoevolutivo de Kohlberg frente a los desafíos de la modernidad tardía. A la luz del modelo cognitivo-evolutivo de Kohlberg, y con el ánimo de dar respuesta a sus limitaciones, la autora recupera al Kant de la tercera crítica como alternativa al prescriptivismo deontológico que le ha valido al filósofo de Köningsberg su inmerecida fama de rigorista.