Hacia arriba no hacia norte
Intenten imaginarse el ensayo de una teoría de la lectura. Pero a la inversa, es decir, escrita no desde el punto de vista de quien lee, sino desde el punto de vista de lo que es leído.
Si más o menos lo han conseguido, ya saben de qué va Hacia arriba y no hacia el norte y habrán entendido que es una lectura casi obligatoria.
Un libro que remite a la Óptica de Euclides y al Ensayo de una nueva teoría de la visión de Berkeley. Que se declara hermano del Flatland de Abbot, Las mil y unas noches de quien sea y La paradoja del comediante de Diderot. Que es capaz de recortar cualquier distancia imaginable entre La Eneida de Virgilio y el Goldfinger de Fleming, para componer lo que a muchos parecerá un brebaje y a nosotros un cóctel que haría por igual las delicias de Eneas o de James Bond. Si alguna vez le inquietó cómo será el deseo de leer cuando solo se es algo que puede ser leído, este es su libro. Y si no, aún más.
Hacia arriba y no hacia el norte se basa en la historia real de un Hombre Plano y de su personal trayecto para tridimensionarse. El Hombre Plano es un superhéroe que al descubrirse solo bidimensional se impone conquistar una tercera dimensión, pasando por diversas nociones de perspectiva.
Ustedes, cuando salen de casa ¡van hacia arriba y no hacia el norte!
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