Los haikus de Lena
Los haikus de Lena son un canto de libertad, un juego lingüístico con el que el poeta se permite la licencia de inventar, de crear neologismos, complejas metáforas que rozan la irracionalidad del surrealismo, juegos de palabras con el nombre del autor Juan Inclemente o incluso greguerías de la mejor factura: cascabeles de abejas cuando se refiere a la flor del almendro. También hay espacio para la meta poesía.
Juan Clemente ha escrito una colección de poemas que se asemejan mucho a los latidos humanos, al paso del tiempo sobre nosotros, al miedo al vacío, al deseo de que detrás del alba tan mencionada aquí como alma o alas exista algo más que la noche o que el crepúsculo. Es un libro y es una confesión en versos breves, en los que tienen cabida también los innombrables, los invisibles, los que nada tienen:
Marfil y ébano. Pateras en hilera. África llora.
Es un poemario que despierta, a partes iguales, admiración, emoción y empatía; pero más que nada es una obra que, pese a su brevedad, entra como una daga en el corazón y en la conciencia.