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Bartolomé de las Casas, precursor de la justicia social

ISBN: 9788412103670

15,00 14,25 IVA incluido

Hay existencias

Peso 300 g
Fecha de Edición 09/09/2022
Plazo de entrega

24 h

Número de Edición

1

Idioma

Español

Formato

Libro

Páginas

222

Lugar de edición

NAVARRA

Encuadernación

Rústica

Colección

HISTORIADORES- URGOITI

Editorial

URGOITI EDITORES

EAN

978-84-121036-7-0

Bartolomé de las Casas precursor de la justicia social

La figura de Bartolomé de las Casas, el fraile que luchó por los derechos de los nativos americanos haciendo frente a la hostilidad de la minoría dirigente, llamó la atención de Manuel Giménez Fernández (1896-1968) quien llegó a identificarse profundamente con él y a quien, como investigador, dedicó lo mejor de sus esfuerzos para reivindicar el legado del llamado apóstol de los indios.

En este libro presentamos una selección de sus trabajos en unas páginas que se abren con una breve biografía del personaje y que muestran a continuación la influencia de Las Casas sobre el emperador y la vigencia y actualidad de su pensamiento.

Político, profesor e historiador, Manuel Giménez Fernández (1896-1968) centró su actividad en la docencia (fue catedrático de Derecho Canónico desde 1930 hasta su jubilación en 1966) y en la política, en cuyos mimbres se inició como concejal en la ciudad de Sevilla antes de dar el salto a la política nacional durante la II República. Movido siempre por un profundo sentido de la justicia social, quiso aplicar la doctrina social de la Iglesia desde sus responsabilidades políticas, que llegaron a la cima durante su gestión como Ministro de Agricultura entre 1934 y 1935, cargo desde el que intentó paliar las injusticias que oprimían al proletariado, intenciones que le costaron el puesto.

Tras la guerra civil se dedicó principalmente a sus clases y trabajos históricos, que pronto centró en la figura de Bartolomé de las Casas, sevillano como él, y como él luchador frente a las injusticias en un mundo hostil, por lo que llegó a sentirse profundamente ligado a su figura. Admirador de Altamira, Américo Castro, o Bataillon, abrió nuevos caminos a la investigación histórica, llamando la atención sobre aspectos no tenidos en cuenta o destruyendo viejos tópicos.

Como maestro dejó una profunda huella en toda una pléyade de discípulos sevillanos y se convirtió en un referente de la Democracia Cristiana que se iba abriendo camino desde la clandestinidad.