Del centralismo a la generalización de las autonomías
En 1975, el modelo centralizado de gobierno llegaba a su fin. Sus disfuncionalidades y la necesidad de desarrollo y vertebración regionales evidenciaron su agotamiento. A ello se sumó el rechazo que el autoritarismo centralizador generaba, lo que desencadenó una dinámica de naturaleza pendular en la que la oposición democrática convirtió la reivindicación de autonomía en una de las más sólidas ideas-fuerza del cambio político. Una idea que, asumida colectivamente, impulsó la construcción de una nueva variante de Estado compuesto a la que se llegó sin diseño previo y transitando simultáneamente hacia una democracia representativa.
En septiembre de 1977, el Gobierno restableció provisionalmente la Generalitat de Cataluña y, meses después, instituyó otros doce regímenes provisionales de autonomía. La Constitución reconoció el derecho al autogobierno de las nacionalidades y regiones regulando los procedimientos para ejercerlo. En 1979 se aprobaron los estatutos de autonomía del País Vasco y Cataluña. Y en 1981, los principales actores políticos se comprometieron a generalizar el modelo con las mismas instituciones para todas las comunidades, aunque con distinto ritmo de acceso en el ámbito competencial, lo que permitió, entre 1982 y los primeros meses de 1983, la formación del Estado de las autonomías.
En este libro, el autor hace balance de los presupuestos de esa apuesta descentralizadora y analiza la combinación de factores coyunturales, de fuerzas políticas y de compromisos institucionales que la hicieron posible. La obra presta especial atención a los componentes de la demanda de descentralización; a su extensión, que dio lugar al insólito fenómeno de las preautonomías, y a los efectos del principio dispositivo, cuya constitucionalización dilató la concreción del modelo de Estado al resultado de sendos procesos en los que el alcance de la descentralización pasó a depender de la vía de iniciativa autonómica efectivamente impulsada. Desentrañando esos procesos, la obra profundiza en sus vicisitudes y en el conjunto de decisiones que, adoptadas por los actores responsables, impulsaron, bloquearon y, finalmente, encauzaron la práctica del principio dispositivo hacia la generalización de las autonomías, de donde cabe extraer valiosas claves para la comprensión de nuestro dinámico modelo de Estado.