El conde Belisario
Si en Yo, Claudio y en Claudio el dios y su esposa Mesalina (novelas ambas publicadas en esta colección) Robert Graves consigue recrear toda la grandeza y miseria de los primeros tiempos de la Roma imperial, en El conde Belisario lo hace con otra etapa de ésta -transformada ya en Bizancio y siendo su capital Constantinopla-, no menos agitada y llena de inesperados golpes de efecto y personajes memorables y funestos. Aglutinada en torno a la figura ejemplar del general Belisario, la novela se desarrolla a lo largo del turbulento reinado del emperador Justiniano, permanentemente amenazado por las invasiones bárbaras, con una población dividida que da rienda suelta a su malestar y sus frustraciones en el hipódromo a través de violentos enfrentamientos entre las facciones de los Azules y los Verdes, y una Iglesia primitiva enzarzada en interminables controversias ideológicas que sólo esconden la pugna por el poder dentro de la religión oficial del Estado.
Robert Graves nació en Wimbledon, Londres, en 1895, y murió en 1985 en Deià, Mallorca, donde residía desde hacía cuarenta años. Luchó en la primera guerra mundial, donde fue gravemente herido –relató sus experiencias en Adiós a todo eso (1929)–, estudió en Oxford y fue profesor de literatura inglesa en la universidad de El Cairo. En 1929 se estableció en la población de Deià. Al estallar la segunda guerra mundial, tuvo que abandonar la isla, adonde regresó al acabar la contienda. A lo largo de su vida, simultaneó la escritura de poesía con la de ensayos poético-antropológicos, como La diosa blanca (1948), y novelas históricas, como Yo, Claudio (1934) y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina (1943), que gozaron de gran éxito y dieron pie a una célebre serie televisiva. Fue también un estudioso de la mitología hebrea, sobre la que escribió, en colaboración con Raphael Patai, Los mitos hebreos (1964), y la mitología griega, de la que es una buena muestra el volumen Dioses y héroes de la antigua Grecia (1961).