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Minoría de edad como factor de vulnerabilidad: desafíos presentes y futuros en el ámbito del derecho privado

ISBN: 9788411257473

El precio original era: 100,00€.El precio actual es: 100,00€. 94,99 IVA incluido

Hay existencias

Peso 550 g
Fecha de Edición 23/06/2023
Plazo de entrega

24 h

Número de Edición

1

Idioma

Español

Formato

Libro + e-Book

Páginas

750

Lugar de edición

NAVARRA

Encuadernación

Rústica

Colección

ESTUDIOS ARANZADI

Editorial

ARANZADI THOMSON REUTERS

EAN

978-84-1125-747-3

Minoría de edad como factor de vulnerabilidad: desafíos presentes y futuros en el ámbito del derecho privado

Muchos de los supuestos de vulnerabilidad que han venido afectando tradicionalmente a los menores se han acentuado en los últimos tiempos debido a diversos factores, como la pandemia provocada por la Covid-19, que ha supuesto para muchos menores un incremento del riesgo de desamparo y exclusión social; o el aumento en el número de rupturas de pareja, ya se trate de matrimonios o de convivientes de hecho. Además, han aparecido nuevas formas de vulnerabilidad como consecuencia del imparable avance de las nuevas tecnologías, tanto en materia de reproducción humana como desde el punto de vista de la sociedad digital. Precisamente, la presente obra aborda algunos de los principales desafíos a los que se enfrenta el Derecho civil en materia de protección de menores, centrándose sobre todo en cuatro ejes fundamentales, que se corresponden con importantes factores de vulnerabilidad del menor de edad hoy en día: desamparo y exclusión social, filiación, rupturas de pareja y retos tecnológicos.

Presentación

Hace ya tiempo que, en nuestra conciencia colectiva, comenzó a asentarse la idea de que la preservación del interés superior de quienes se encuentran en los primeros estadios de su existencia es la mejor forma de garantizar nuestro futuro como especie y una de las claves para contribuir al progreso de nuestra sociedad. No es casualidad que la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 sea, hasta la fecha, el Tratado de derechos humanos más ratificado de la historia, pudiéndose afirmar que su adopción es prácticamente universal, ya que ha sido aceptada por todos los países del mundo, con la única excepción de Estados Unidos.

Aseverar que los niños son nuestro futuro puede sonar a cliché, pero no por hartamente repetida esta afirmación ha perdido un ápice de verdad. De ellos depende, no solo la supervivencia de la propia civilización humana, sino también la construcción de sociedades más sólidas y estables. De hecho, es palpable que los pueblos que todos consideramos como los más desarrollados tanto a nivel económico como social son precisamente los que mayor importancia han concedido tradicionalmente a la protección de la infancia, hasta el punto de haberse erigido en uno de los principios fundamentales de su acción política y legislativa.

Parece evidente que, cuanto más fuerte apostemos por una adecuada protección e instrucción de los menores, más próspero será el devenir del conjunto de la humanidad. No podemos olvidar que son los niños de hoy quienes construirán la sociedad del mañana, lo que hace imprescindible formar personas cultas y libres, pero sobre todo forjadas en valores como la bondad, la empatía o la responsabilidad. Y ya decía Oscar Wilde que “el medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices”, una afirmación axiomática a la que creo que habría que otorgar naturaleza de dogma para que adquiera así la categoría de criterio rector que sirva de guía para la actuación de los poderes públicos, y no solo sobre el papel.

Esto es precisamente a lo que nos referimos cuando, desde los diversos sectores jurídicos, insistimos una y otra vez en la necesidad de otorgar a los menores de edad una protección jurídica eficaz, pues ello resulta imperativo para tratar de contribuir desde todos los ámbitos a garantizar la felicidad de los impúberes; lo que, desde luego, hace preciso protegerles de los potenciales riesgos a los que se enfrentan de forma cotidiana, que son muchos y además de naturaleza cambiante. Y es que, a nadie escapa que minoría de edad y vulnerabilidad son conceptos que van irremediablemente ligados.

La especial situación de vulnerabilidad que afecta a los menores obedece principalmente al hecho de encontrarse en una fase de crecimiento y maduración en la que la ingenuidad y credulidad son las notas que definen normalmente su comportamiento, lo que les puede dificultar la identificación de las situaciones de peligro para la salvaguarda de sus derechos y llevarles a que, como consecuencia del desconocimiento acerca de las consecuencias de sus acciones, asuman ciertos riesgos que acaben poniéndoles en peligro; lo que puede llegar a provocar, en los casos más graves, que personas adultas terminen aprovechándose en uno u otro modo de la vulnerabilidad que caracteriza a este colectivo.

Es cierto que las sociedades más desarrolladas han conseguido paliar e incluso erradicar algunos de los supuestos de vulnerabilidad que han afectado tradicionalmente a los menores de edad, el ejemplo más claro lo encontramos en el trabajo infantil (proscrito en la mayoría de los países occidentales, pero que, por desgracia, subsiste todavía en varias regiones del mundo). Sin embargo, muchos otros factores de vulnerabilidad que atañen a los niños persisten e incluso se han acentuado en los últimos tiempos debido a circunstancias de diversa índole, como la pandemia provocada por la COVID-19, que ha supuesto para muchos menores un incremento del riesgo de desamparo y exclusión social; o el aumento en el número de rupturas de pareja, ya se trate de matrimonios o de convivientes de hecho. Además, han aparecido nuevas formas de vulnerabilidad como consecuencia del imparable avance tecnológico que se ha producido en los últimos años, y que todo parece indicar que continuará e incluso se intensificará en los tiempos venideros.

Por todo lo anterior, puede afirmarse que la adecuada protección de los menores vulnerables constituye hoy uno de los principales desafíos a los que debe hacer frente la sociedad y, por ende, también nuestro Derecho privado. Precisamente, el objeto de la obra que tengo el honor de presentar es atender a esta situación y, para ello, se centra de modo especial en cuatro ejes fundamentales, que se corresponden con importantes factores de vulnerabilidad del menor de edad hoy en día: desamparo y exclusión social, filiación, rupturas de pareja y retos tecnológicos. Se trata de cuestiones que están íntimamente ligadas entre sí, por lo que solo a través de su tratamiento conjunto puede llevarse a cabo un estudio exhaustivo del tema. A modo de ejemplo, la vulnerabilidad del menor frente al avance de las nuevas tecnologías será mayor cuando concurra con algún otro supuesto de vulnerabilidad, como el hecho de encontrarse en una situación de desamparo o de riesgo de exclusión social.

Para acometer la referida empresa tenemos la fortuna de contar entre los autores de los diferentes capítulos con prestigiosos investigadores en Derecho privado y reconocidos expertos en materia de protección de menores, cuya diversa procedencia (España, Italia, Chile, Argentina o Perú) ha permitido, además, dotar al presente volumen de un matiz comparado. Creo que no hay mejor forma de cerrar estas breves líneas que con un sincero y merecido agradecimiento a todos los autores por sus valiosas contribuciones.

En Zaragoza, a 3 de abril de 2023

Javier Martínez Calvo

Profesor Contratado Doctor de Derecho civil (Acred. Prof. Titular)
Universidad de Zaragoza