La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en su art. 16, reconocía: «Toda sociedad en la que no esté asegurada la garantía de los derechos ni determinada la separación de poderes carece de Constitución». Hoy en día, todas las Constituciones democráticas contienen, de manera expresa o implícita, el reconocimiento de esos dos dogmas constitucionales, pero aceptar la citada tesis conllevaría al fracaso porque una Constitución es más que eso, no solo requiere de la positivización de principios, valores, instituciones y dogmas, sino que necesita de una técnica normativa constitucional que permita su creación y perfección.
El libro afronta el estudio de la técnica normativa constitucional y lo hace desde todos sus aspectos, sin olvidarnos de la historia constitucional que permite resolver cuestiones relacionadas con el origen constitucional de cada Estado. El objetivo es aportar todos los elementos necesarios para la construcción de un Corpus constitucional mínimo desde la perspectiva de cómo están redactadas las Constituciones y, con ello, poder demostrar las analogías y discrepancias existentes entre los diferentes textos constitucionales vigentes. De conseguirse, las Constituciones serán más perfectas en su contenido, estructura y lenguaje, mejorando no solo su calidad sino también las condiciones de vida del pueblo, la regulación de sus instituciones y la exposición de sus preceptos, porque una buena técnica normativa amplía la seguridad jurídica, fortalece el Estado de derecho, reduce la intervención de la Administración de Justicia y el gasto público.