Asistimos a una nueva Revolución industrial que nos plantea grandes oportunidades y desafíos. La rapidez con la que avanza la ciencia y la tecnología, y su posible incidencia en la sociedad, nos obliga a reflexionar sobre qué rumbo queremos dar al progreso tecnológico y junto a ello, cuál es nuestro papel en la sociedad y qué tipo de sociedad queremos. Como sociedades, esta Revolución nos llega en una situación en la que, normativamente, estamos mejor situados que las anteriores. Contamos con derechos en nuestras constituciones y en tratados y acuerdos internacionales. Sin embargo, también es cierto que esta Revolución nos ha llegado en un momento en el que el discurso de los derechos humanos estaba sufriendo una cierta crisis tanto teórica como práctica. Crisis que se ha acentuado con la llegada de la pandemia. En cualquier caso, los derechos humanos deben seguir siendo nuestros referentes a la hora de plantearnos la regulación del progreso tecnológico. Y en esta tarea, resulta importante estudiar las diferentes propuestas sobre nuevos derechos que han surgido en distintos contextos tecnológicos como la genética, la inteligencia artificial, la robótica o la neurociencia.
Este estudio obliga a examinar la validez de la teoría de los derechos humanos y los instrumentos que hemos diseñado para su garantía. Esa reflexión no debe olvidar que los derechos surgen como respuesta a situaciones de vulnerabilidad; que el punto de vista de los derechos humanos es el de la vulnerabilidad; que el discurso de los derechos es el discurso contra la discriminación. Derechos y Tecnologías recoge diferentes trabajos cuyo hilo conductor son precisamente éstas tres ideas básicas. En primer lugar, la necesidad de afrontar la reflexión sobre cómo regular la revolución tecnológica tomando como referencia a los derechos humanos. En segundo lugar, la importancia de analizar el peso, la fuerza y la virtualidad de las propuestas de reconocimiento de los nuevos derechos surgidos al hilo de los retos que esta revolución plantea al desarrollo de una vida humana digna. Y, en tercer lugar, la exigencia de que todo ello se realice prestando una especial atención a aquellas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.