Paradigma del buen juez y el oficio o arte de juzgar
La ética judicial precisa de un paradigma de «buen juez», que sirva para identificar los principios que lo sustentan, las normas éticas que se deducen de ellos y explicitan con mayor detalle cómo «actuar bien» (estándares de conducta), con una doble finalidad: fomentar estas conductas y, en algún caso, recriminar las que contravengan aquel modelo de conducta. Los Principios de Ética Judicial muestran los rasgos esenciales de un buen juez: la independencia e imparcialidad, presupuestos del juicio justo; la integridad, dentro y fuera del tribunal, que contribuye a reforzar la necesaria confianza de que los tribunales resuelven con independencia e imparcialidad; la prudencia, que constituye la virtud más propia de un juez y debe guiar todo su actuación, sobre todo su enjuiciamiento; y la dedicación responsable (diligencia) y buen trato (cortesía). l.
El oficio de juez no se aprende en los libros de Derecho, sino por la experiencia, propia o ajena, y también con la reflexión sobre esa experiencia. «Judge craft: el arte u oficio de juzgar» muestra la función judicial como un arte práctico (propio de un artesano artista) y ofrece una visión de conjunto de las habilidades propias de un juez: la buena disposición y las virtudes judiciales; y las destrezas profesionales para una buena comunicación en los actos orales, juzgar bien y redactar sus resoluciones.
En relación con las destrezas para juzgar bien, «Iuris prudentia del juez civil» constituye un análisis del enjuiciamiento judicial como un juicio prudencial; «El arte de juzgar y las dificultades para encontrar la solución más justa» analiza la incidencia de los sesgos cognitivos en el enjuiciamiento.
AUTOR: IGNACIO SANCHO GARGALLO
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