Eres tú y es esa tristeza llena de sombreros amarillos
Eres tú y es esa tristeza llena de sombreros amarillos es un homenaje a ella, mi compañera (y es ahora cuando me quito el sombrero y tarareo So Long,
Marianne), y luego salto o me desnudo y me baño en el mar. «Leer o dormir mientras suena la música ahora —dijo ella—, cierto, ese lugar ya es nuestro».
La vida, por sí misma, produce un estado febril, distinto, único. ¿Cómo explicar, si no, la danza de Isadora Duncan desnuda entre unas ruinas atenienses?
O el cine de Federico Fellini, operístico y absurdo pero real. Las noches de Cabiria, Giulietta, La dolce vita. O a Beryl Markham sobrevolando sola de
Nairobi a Nungwe, en su avioneta Avro Avian. Es de noche y siente que «tu planeta es el avión y tú eres su único habitante»