Teología práctica. Puntos de vista para una práctica teológica en la academia, la pastoral y la sociedad
En su visita como Padre General de la Compañía de Jesús en febrero de 1994 a la entonces Facultad de Teología de Granada – aún faltaban bastantes años para su integración en
la Universidad Loyola – el P. Pe-ter Hans Kolvenbach tuvo un interesante discurso a la comunidad aca-démica de la Facultad. En dicho discurso, el P. Kolvenbach fue repasando
los fines que la Constitución Apostólica Sapientia Christiana – el documento que entonces regía las instituciones universitarias de la Iglesia – daba a las universidades y facultades
eclesiásticas. Entre estas funciones destacaba particularmente el P. Kolvenbach la de dar “forma-ción superior a los alumnos en las propias disciplinas según la doctrina católica,
prepararlos convenientemente para el ejercicio de los diversos cargos y promover la formación continua o permanente de los minis-tros de la Iglesia” (Sapientia Christiana, 3.2) Si
el P. Kolvenbach destaca-ba esta función es por entender que esta se había realizado histórica-mente de manera privilegiada en la Facultad de Teología de Granada, tanto por el
compromiso de la Facultad con la formación de los candida-tos al sacerdocio diocesanos y religiosos desde 1939, como por su aper-tura temprana a la formación de laicos y laicas ya
en 1973, formaciones que siempre se han planteado desde un punto de vista fuertemente pastoral.
Comentando este punto decía el P. Kolvenbach que, en sus pala-bras, “el saber teológico tiene, como todo saber científico, una dimen-sión teórica, a la que una facultad… no puede
renunciar.” Sin embargo, afirmaba también el P. Kolvenbach que la reflexión que realiza una fa-cultad de teología es, en sus palabras, “reflexión sobre la palabra de Dios revelada”
y, por lo tanto, “un saber que, por su propia naturaleza, se proyecta decididamente sobre la vida de los destinatarios de esa Palabra”. Por todo ello, para el P. Kolvenbach el saber
teológico es un saber esencialmente destinado a la praxis puesto que quiere llevar a la persona a “confrontarse con la palabra salvadora de Dios y a respon-der en su vida a ella.”
Por lo tanto, el saber teológico tiene una dimen-sión esencialmente pastoral y práctica.
El P. Kolvenbach destacaba también como la Facultad de Teología de Granada tenía, en sus palabras, “la fortuna – y la gloria – de haber servido intensamente, desde sus orígenes,
a la formación de futuros agentes de pastoral”, y como la Facultad no debía renunciar a este ras-go distintivo. En palabras del entonces P. General, no debe “sentirse, en modo alguno,
como Facultad de inferior categoría, en relación con otras en que esta orientación pueda estar menos presente.” Quedaba, por tanto, claro la importancia en la labor teológica, persona
l e institucional, de la orientación pastoral y práctica de la teología. Dicha orientación es además característica de la espiritualidad ignaciana al permitir dar forma a la llamada a encontrar
a Dios en todas las cosas propia de la espiritualidad de San Ignacio.