Carne de arena
Leer los relatos de Arantxa Rochet es dejarse arrastrar por una corriente oscura y cálida confiando en el disfrute del viaje.
La autora mezcla con aparente sencillez los elementos más cotidianos para producir un sentimiento incómodo, un escalofrío en la parte trasera del cerebro.
Como la Carne de arena. La carne es un elemento que todos conocemos, al igual que conocemos la arena.
En su unión es donde nace lo impensable, lo fantástico.
Los ocho relatos del libro componen una inquietante colección con elementos tan inofensivos como pueden ser los cigarrillos, unos geranios, un diente, una bufanda, algunas pajitas de plástico, un viaje en metro o unos posts en redes sociales.
Todo lo que encontréis en estas páginas os resultará conocido y, al mismo tiempo, os va a hablar de algo ignoto y oscuro.
Rochet nos enseña lo cerca que estamos del borde del precipicio, lo fácil que es caer.
Tan, tan cerca que, a veces, ese abismo está dentro de nosotros.
Nos hace asomarnos con vértigo y no nos asegura que haya red de seguridad ni cuerda de salvamento, aunque, en este caso, no podréis dejar de mirar. Y merecerá la pena. Y volveréis a por más.
Alejandro Marcos