Recorrido apasionante por la historia del notariado a través de los protocolos, reflejando la vida real de cada momento. El autor, amante de su profesión y entusiasta de la historia social, nos descubre una visión del notariado y, de la mano de ella, del español de a pie en la Edad Moderna española y en la Guerra Civil. Se ha dicho que la vinculación entre el notariado y el pueblo explica la supervivencia secular de la institución: el cambio de los escribanos medievales al notariado actual y la evolución de su lenguaje se acompaña con el repaso, siempre respetuoso, a las minorías marginadas (moriscos, esclavos, gitanos) y a aspectos de la vida íntima de quienes se confiaban al escribano (matrimonios, adulterios, partos, virginidades, circuncisiones, mancebías, expósitos, etc). También se ahonda en el estudio socioeconómico de una sociedad como la madrileña del XVII, en ebullición y cambio (actividad gremial, movilidad social, migraciones, pobreza, exclusión y acceso a la vivienda). Un friso revelador de toda una época desde la magnífica atalaya que constituye el protocolo notarial.
El notariado, en fin, plenamente imbricado en la sociedad a la que se debe, encuentra en nuestro autor un auténtico valedor de la concepción de la función según la cual el hombre constituye históricamente su razón de ser, con todas sus limitaciones, anhelos y necesidades.