Las Cortes que abrieron sus sesiones el 24 de septiembre de 1810 en la Isla de León tenían un carácter único y bastante <>: estaban representados, aunque de forma desigual, todos los reinos y provincias de la Monarquía española. Hasta Cádiz y posteriormente Madrid, llegaron de América diputados elegidos por provincias remotas para incorporarse, tras viajes interminables y a menudo peligrosos, al Congreso soberano representante de la Nación. Primero tenían que informar a los diputados peninsulares, mayoritarios en las Cortes y bastante ignorantes en asuntos indianos, para convencerlos y conseguir la aprobación de sus demandas.
Algunos optaron por publicar una memoria con el propósito de presentar más detenidamente su provincia y argumentar sus peticiones. Este estudio analiza la tramitación parlamentaria y reproduce las memorias presentadas a las Cortes y publicadas en Cádiz entre 1811 y 1813 por cuatro diputados en representación de sus provincias: José Eduardo de Cárdenas por Tabasco, Miguel Ramos de Arizpe por Coahuila, Pedro Bautista Pino por Nuevo México y Mariano Robles por Chiapas.