40 años de El Estatuto de los Trabajadores
El libro que tenemos en nuestras manos contiene una excepcional crónica documentada y rigurosa de la promulgación del Estatuto de los Trabajadores, por alguien que de modo principal fue su impulsor
y negociador a lo largo de 1979-1980. Calvo Ortega fue un brillante Ministro de Trabajo en una época singular como fue la Transición. Supo negociar sin abdicar de ningún punto esencial del Estatuto y
logró que el Partido Socialista y los Sindicatos –principalmente la UGT–, dieran un amplio asentimiento al Estatuto, lo cual fue muy meritorio.
En este libro se logra una visión certera y hasta ahora desconocida en los debates parlamentarios del articulado del Estatuto. Todas las negociaciones las llevó muy personalmente Calvo Ortega, y su talante
conciliador hizo posible que una norma tan esencial en el mundo del trabajo fuese aceptada sin rechazo alguno, y que su aplicación fuese pacífica y fructífera. Pero, como digo, ello no fue un fruto espontáneo, sino el fruto del trabajo minucioso y eficaz del entonces ministro del ramo.
Como es lógico, el Estatuto ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo, pero aun cuando algunas de las reformas –como las de 1994 y 2012– fueron relevantes, el Estatuto no ha perdido su impronta esencial:
ser un razonable instrumento de concordia y equilibrio entre los intereses generales, los empresariales y los sociales, y a lo largo de estos 40 años ha sido un formidable instrumento de paz social. El trabajo de
Rafael Calvo nos da las claves de ello.
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